jueves, 11 de febrero de 2021

Cosquillas y olores

Uno de los temas más que más me inquietaron durante las sesiones de cosquillas son los olores. Recordemos que durante una sesión, no solo el ticklee se agita y muchas veces transpira como si hubiera corrido una maratón, sino que el tickler le está prestando atención a las axilas y a las patas, dos zonas conocidas por sus olores.

El asunto no es tan sencillo como ir a ponerse desodorante o talco. Los ticklers que usan la lengua encuentran bastante desagradable la sensación del antitranspirante en su lengua y el talco a muchos les causa alergia. Incluso hay quien se enoja por enmascarar el olor, puesto a que les gusta. 


En cuanto a los olores, en mi experiencia he encontrado tres clases de personas.

Los fetichistas del olor. Esta clase de ticklers suelen tener, en su constalción de fetiche, una pasión por los olores. Aquí no hay nada que hablar, es probable que esta clase de ticklers no solo te pida que no uses nada, sino que también hagas algo por oler. 

Los que toleran -e incluso gustan- del olor del día o del momento. Con estos, todo es un tema de moderación. Todos sabemos que está el olor a chivo del que trabajó o fue al gimnasio recién... Y también está el chivo de quien le escapa a las duchas. En estos casos, basta con estar bañado en el día o antes de tener la sesión.

Los que odian cualquier tipo de olor. Estos ticklers no quieren saber nada con el aroma, por lo que tampoco suelen meter la boca -y la nariz- en las zonas más complicadas. En este caso, más le vale al ticklee estar bañado y perfumado a la hora de la sesión.

Creo que lo mejor que el ticklee puede hacer ante esto es preguntarle abiertamente al tickler qué es lo que le gusta... Y en cuanto al tickler, lo mismo. Obviamente, los accidentes ocurren, pero no hay nada que no pueda transformarse en un juego de cosquillas, como veíamos en la entrada de las cosquillas en el baño.


¿Ustedes qué piensan del tema?

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