miércoles, 13 de marzo de 2019

El asombro.

Vuelvo a asombrarme por la desnudez que caracteriza la vida de los hombres: las duchas abiertas, el cuerpo expuesto a las miradas y las comparaciones, las partes íntimas expuestas en público. ¿Para qué? ¿Tiene algún propósito tranquilizador? La ostentación de un distintivo común a todos ellos, que les hace pensar que todo está en orden, que están donde deben estar. ¿Por qué las mujeres no necesitan demostrarse mutuamente que son mujeres? Cierta manera de desabrocharse, de abrir la entrepierna despreocupadamente. Una actitud Perruna.

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